Lecciones de auto control en la roda.

jueves, 19 de julio de 2012

Todos aquellos que alguna vez han participado en una roda de capoeira, sin especificar si es una roda de capoeira moderna o tradicional, sabemos que podemos encontrarnos con situaciones diferentes dependiendo de la variedad del juego o del capoeirista con el que jugamos. Existen momentos en que el juego es duro, otros instantes en que nos sentimos burlado constantemente, también nos podemos encontrar con compañeros que dominan el tiempo y no te dejan espacio para desarrollar tu juego, está la típica situación en que sales con alguien nuevo y no sabes cómo entrarle tratando de ser cortés y el no controla sus ataques etc…  Pues en esa clase de circunstancias es donde debemos demostrar lo bueno que somos en realidad o la capacidad de reacción que tenemos dentro de una roda. 
En la capoeira no sólo se trata de tener una buena técnica, una de las partes más importantes y quizás menos valoradas es el auto control. La capoeira no posee reglas fijas, aunque se trata de un juego, su base básica consiste en combinaciones de ataques, en burlar y engañar a tu oponente. Es el arte de saber controlar tus emociones. Hay tres emociones a destacar por encima de las demás que debes aprender a controlar en una roda: El miedo, la ira y el orgullo.
El miedo. 
El miedo en una roda es algo muy común, especialmente si se trata de una persona que lleva poco tiempo practicando capoeira. Por ejemplo, temer a cierta persona, porque él es más grande, mejor o más agresivo que tú. La mejor manera de deshacerse de ese miedo está jugando con él. Sí, tal vez hay una razón para el miedo y tal vez cuando entres a jugar con el recibirás exactamente lo que ya esperabas, pero al menos tus sentidos ya están alerta de esos miedos, esto te hará sentirte más activo y podrás ir relajándote poco a poco hasta encontrarte lo más cómodo posible, este fenómeno es un mecanismo de autodefensa que desarrolla nuestro cerebro, esta teoría ha sido explicada durante generaciones a aquellos guerreros que eran participes en una guerra y que tenían que combatir cara a cara con el enemigo. Si aprendes a sobreponerte a tus miedos e ir a por todas conseguirás forjarte con más rapidez en la capoeira. Este consejo también es aplicable a la vida. Ten en cuenta que el truco de los valientes es fingir siempre que no tienen miedo.
La ira. 
La ira no es sólo una fuerza negativa, puede llevarnos a resultados sorprendentes, lo importante es ser capaz de controlarla. En primer lugar, si estás alterado dentro de una roda, el juego no será bonito, todos tus compañeros canalizaran la energía negativa que desprendes. Tal vez es buena estrategia para la supervivencia en la roda, pero por lo general no es la mejor opción ni la más recomendada. También tenemos que tener en cuenta que existen excepciones, por ejemplo en el caso de que se trate de un juego agresivo como esquenta banho.
La ira puede hacer que te ciegues, y un oponente inteligente puede usar esto en tu contra, haciéndote enfadar aún más y esperar el momento en que tus movimientos están más descontrolados para hacerte un contraataque. Por otro lado la ira te ofrece valor y carácter, por eso yo estoy de acuerdo en hacer uso de ella en ciertos momentos, pero con razón y sin abusar demasiado.
El orgullo.  
Una de las peores características que se pueden mostrar en una roda es el orgullo. En el momento en comiences a sentirte orgulloso de tu juego tendrás algunos problemas que no tardarán en llegar. 
El orgullo no te convierte en un compañero agradable. Incluso habrá quien esté esperando verte cometer errores para regocijarse con tus fallos. 
En el caso en que te derriben en una roda, guárdate el orgullo y no pretendas tomarte la venganza justo cuando te levantes, pues sobre el momento crearás una mezcla de ira y orgullo que no favorecerá tu posición, pues es precisamente en ese momento cuando tú compañero estará esperando más que nunca la venganza. Esto es un error muy vulgar que a menudo termina enzarzando a dos compañeros en una disputa agresiva y fuera de conceptos.
Ten en cuenta que la humildad es algo muy difícil de conseguir, en cuanto creemos tenerla ya la hemos perdido.

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