¿Un estrategia sucia o una condición de la capoeira?

miércoles, 5 de febrero de 2014

Se dice que la malicia ha estado presente desde los inicios de la capoeira, que es la fuente de la que se nutre para sorprender a sus oponentes. ¿Pero es considerado siempre malicia todo lo qué se aplica? En ciertos casos quizás habría que revivir la historia para catalogar qué se considera malicia y qué traición. Que cada cual juzgue con el resumen del combate que se vivió en 1909 entre el capoeira Macaco Velho y el artista marcial de Jiu-jitsu Sado Mikao.
Francisco da Silva Cyríaco, fue un capoeirista negro conocido como Macaco Velho, nació en Campos/RJ y murió en Río de Janeiro el 19 de mayo 1912. En el año 1909 concertó una combate con Sado Miako, un campeón japonés de de jiu-jitsu, al que derrotó con un certero y fulminante rabo de arraia, este combate catapultaría la fama de Macaco Velho, acrecentando su leyenda como luchador por la eternidad.
Según el acta del combate redactado por la Confederación Brasileña de Boxeo, mientras que Sado Miako se dirigía a los cuatro costados del ring haciendo el tradicional saludo oriental, Cyríaco se dedicaba a producir saliva en su boca, jugando con la lengua para incrementar la cantidad de esta. Cuando el juez dio la señal para que comenzase el combate, Cyríaco le lanzó un enorme escupitajo a Sado Miako en el rostro, cegándolo el tiempo necesario para que Miako no tuviera opciones a evitar el violento rabo de arraia (patada giratoria) que le supuso un ko, y por consiguiente la derrota del combate. La multitud enloqueció con la estrategia del brasileño, pues en 1909, no existían penalizaciones para este tipo de sucesos, lo cual no estaban mal vistos, sino todo lo contrarío, se veían como una acción de picardía.
El artículo original se puede ver redactado en el blog; ***Arte equilíbrio capoeira*** Rio de Janeiro-Brasil.

2 comentarios:

Fran dijo...

Una cosa es malicia y engaño, me parece muy bien, hay que usar ciertos trucos y movimientos inesperados para sorprender al rival. Pero escupir al contrario, me parece, a la vez que una falta de respeto, una guarrada. Por qué no el otro podría haber cogido un cuchillo de por ahí y clavárselo en el ojo. O haberle pegado un tiro... es difícil poner el límite.

Ebano dijo...

En ese caso comparto tú opinión...