Dice la leyenda, que una joven salió a pasear, y al atravesar el curso de un río, se agachó a beber agua. En el momento en que saciaba su sed, un hombre le dio un golpe en la nuca y la mató en el acto. Al morir, su cuerpo se convirtió en la madera del berimbau, sus brazos y piernas en la cuerda, su cabeza en la calabaza, y su espíritu en la música que compone este instrumento.
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