La llamada del berimbau.

El berimbau toca una música que al espíritu le gusta, resuena con él propio espíritu, lo despierta y lo mantiene alerta. Quien haya oído alguna vez su sonido debe reconocer que sus vibraciones contienen un poder hipnótico y misterioso que atrapa a quien lo escucha. Dicen que aquel que siente su canto primera vez, percibe algo raro, una vibración interna, un temblor en todo el cuerpo, lo cual significa que se está despertando en él capoeirista dormido que tiene una profunda necesidad de ser libre. Si escuchas su llamada y entras en una roda, comenzarás a comprender las sensaciones de libertad de aquellos que se llaman capoeiristas, sean cuales sean sus orígenes, su colores de piel, sus ideas, las estructuras de sus cuerpos o las antigüedades de sus almas. Si sigues adelante, sabrás que el entrenamiento potente te servirá para gozar con más armonía y fuerza de la roda, que tu cuerpo se vibrará con la misma música con la que danza el ser que está junto ti y con todos los demás que se han encontrado para ser libres.

Le darás ímpetu a las canciones de los ancestros y a las voces del berimbau, sintiendo una naturaleza mayor de la que hasta entonces creía ser dueño. Sabrás de astucias y picardías, de expansiones del cuerpo y de respiraciones del alma, girarás en el aire y compartirás el tiempo con los dioses, a los que no les pedirás más fidelidad que a su propia identidad eterna. Ese día, sabrás que la libertad existe desde el principio del tiempo, aunque a veces no la hayan denegado.

Cuando el sonido hipnótico del berimbau despertó al capoeirista, esté comenzó caminar por la vida sin dudas, con astucia y armonía, y aquel mismo día, el capoeirista sonrió al oír el sonido que emergió al acariciar el cuerpo del berimbau, porque el instrumento lo llamó para que viviera con potencia y alegría.

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