En ciertos casos el dolor es tan leve que no consigue ausentarnos del entrenamiento, pero la molestia que causa dicho dolor, nos impide entrenar con comodidad.
Entrenar descalzo, para aquellos que les gusta como es mi caso, supone una sensación de comodidad, pero a veces los pies se resienten al igual que los músculos y hasta que no se adapten al suelo pueden sufrir diversos síntomas como dolores, inflamación, ampollas o el conocido síntoma de pie de atleta, un problema que genera hongos, ardor y dolor, incluso puede llegar a extenderse a otras partes del cuerpo. Existen medicamentos y cremas para sanarlo, pero también existen remedios caseros y naturales que completan el tratamiento reduciendo la infección y los síntomas. A muchas personas se les hinchan los pies, un hecho que nada tiene que ver con una inflamación. Es importante saber diferenciar una inflamación que puede ser por un golpe o torcedura, de un hinchazón que normalmente se produce por diferentes causas, tales como el cansancio, la retención de líquidos o inconvenientes circulatorios de la sangre. Para evitar y reducir la lista de efectos escritos con anterioridad, a continuación presentaré algunos consejos personales:
La prevención de las articulaciones doloridas.

Realizar bien las técnicas impuestas por el maestro es una clave a tener en cuenta para no hacerte daño. Si una técnica te causa dolor, probablemente la estás elaborando mal. Fíjate en el más insignificante de los detalles, por ejemplo, cuando cambiamos de postura, el peso del cuerpo según el determinado movimiento que vallamos a desarrollar puede ocasionar un impacto enorme en las articulaciones. Por lo tanto, presta atención a las técnicas expuestas por el maestro y no intentas saltarte el proceso de evolución para querer aprender más rápido, esto puede derivar en una lesión. Si te dedicas a varios deportes, deja algunos días de descanso entre semana para que tu cuerpo recupere la forma.
Lidiando con el dolor de las articulaciones.
Para aplicar alguno de los siguientes consejos es importante tener en cuenta que para las articulaciones inflamadas el calor no es bueno, sino todo lo contrario, el calor sólo se aplica en zonas doloridas sin inflamación. Por el contrario el frío reduce las inflamaciones. Partiendo de esta base, cada uno debe utilizar un remedio u otro, dependiendo de la situación.
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